Our Camino must go on



miércoles, mayo 15, 2013

Filipinas (y II)









Como buenos paquetes, entramos los últimos en el barco y nos tocaron los asientos duros, al fondo, al lado del baño y de la cocina, bueno “cocina” por llamarlo de alguna manera. Por supuesto el barco salió media hora tarde, y en ese margen de tiempo subieron varios oficiales de policía a comprobar que todo estaba en regla: por ejemplo, que todo el mundo tuviera chaleco salvavidas. Entre el estomago revuelto de la cena del día anterior, y la comodidad del viaje… por lo menos pude dormir un rato. Digamos que ese baño no era de lo mas apetecible, ni muuucho menos. De esos que dices: aquí no planto el pino ni aunque me lo haga encima.


Pues nada, asi que despues de la cena, una cervecita y unas palomitas (cómo enganchan!! ) tocó madrugar para coger el barco de las 8 de la mañana rumbo a El Nido. Check-out en el hotel, despedidas, ciclotaxi para ir al puerto, check-in en el puerto,… y allí vimos un barco grande y al lado un barco pequeño. ¿Quién se atreve a adivinar en cual de los dos fuimos metidos durante 8 horas para llegar a El Nido? Efectivamente, en el cutre.

Tras 8 de movimiento, de ver aletas en el agua sin saber de qué, unos delfines aparecieron… llegamos a El Nido. Eso si, al llegar a El Nido todo se pasó. Qué bonito!! Las caras largas del viaje se transformaron en sonrisas, y eso que atravesamos con el barco una tormenta. Todo verde verde verde, las playas que se veían desde el barco simplemente increíbles, palmeras, agua templadita y super-transparente… si tuviera que elegir el sitio que mas se parece al paraíso de los sitios que he estado hasta ahora no tengo dudas: habíamos llegado a él.

Así que, una vez llegado a media tarde, lo primero fue localizar mi alojamiento (La Banane hostel, barato, pegadito a la playa, pero muy ruidoso por la noche, con no demasiados baños, eso si, limpio) mientras Miguel y Julia buscaban uno para ellos. Consiguieron una habitación doble por casi el mismo precio que tenía yo una cama en un dormitorio compartido. (De mayor quiero ser como vosotros). Así que una tras  una vuelta por el pueblo, conseguir billete para salir de allí, cenar en un sitio bastante local, aguantar como pude los efectos de la cena del día anterior… nos olvidamos de reservar el Tour para el día siguiente. Cosa que, por casualidad, pude hacer en una agencia que estaba abierta a las 11 de la noche. Así que a la mañana siguiente… a conocer las islitas del paraíso!!

Cogimos el Tour C en El Nido y muy bien. Nos lo habían recomendado y creo que acertamos. Para un día que yo iba a estar en el Nido creo que fue la mejor opción. No acertamos tanto con la empresa que nos llevó, pero  eso nunca se sabe. Mi punto flojo fue que había estado algo chunguele el día anterior, y que tuve que poner remedio fuerte para poder ir a este viaje en buenas condiciones. Era gracioso ver a los chinos, que la mayoría no sabían nadar, saltar al agua con el chaleco salvavidas e intentar avanzar en la superficie, eso era un buen estorbo para las fotos: siempre salían chalecos naranjas por todas partes.



Salimos de El Nido por la mañana, un barquito, unas 12 personas, y para nuestra sorpresa nos encontramos con otros 3 españoles más en el barco: todos nos sorprendimos bastante, porque chinos por allí hay a patadas, alemanes, franceses… pero españoles los justos. La idea del viaje era hacer parada en 5 lugares chulos, en 5 islas, y aprovechar para hacer algo de snorkel.  El lugar increíble (creo que lo he repetido ya miles de veces): paramos en playas de arena blanquísima con coral alrededor, calitas, la comida de pescaido frito y demás productos frescos (cosa que echo mucho de menos en Shanghái). Incluso en una de las playas había una especie de sala de fiestas/discoteca, una gozada salir de juerga allí (el problema es cómo volver). Esa playa era superbonita, y hacia la derecha encontramos un sitio que merecía la pena visitar.



Por supuesto todo no es 100%, a la 3º parada los muchachos del barco no pudieron sacar el ancla, y estuvimos como media hora esperando a que la sacaran, incluso intentaron sacar el ancla a base de tirar con el motor del barco (cosa no recomendable porque unas horas antes tuvieron que parar el barco en medio de una travesía porque se estaba sobrecalentando y el humo era mas que visible). Así que , en lugar de 5 visitas hicimos 4, porque si no se hacía tarde y gente del barco no llegaba a tiempo a la estación a coger un bus a Puerto Princesa.  Cosa no buena para la mayoría, pero, personalmente, para mí que estaba aún algo convaleciente me vino de perlas. También nos llovió un poco, que vino de lujo para combatir la chicharrina que hacía cuando el barco estaba parado.




Así que llegar a El Nido, cenar, duchar, recoger las cosas… no dio tiempo ni a una cervecita, y ya me estaba despidiendo de Miguel y Julia (mucha suerte con vuestra aventura) y Eva, porque había reservado un bus nocturno hacia Puerto Princesa, donde debía coger un avión a la mañana siguiente hasta Manila. Última escala del viaje.

El viaje fue absolutamente genial, gracias en mucha parte al remedio para los efectos de la cena de dos días atrás, que funcionó de maravilla. Eso sí, el bus con el aire acondicionado estaba para llevar chaqueta (fuera del autobús estarían a unos 30ºC) y estaba lleno hasta arriba, incluso había gente que iba de pie. No me enteré de mucho, solo que llegamos a PPrincesa sobre las 3:30 de la mañana, así que como tenía tiempo me acerqué a un banquito a intentar sobar un poco más, cosa que también hizo una chica de Singapur. Me quedé sorprendido: a las 4 de la mañana, en la estación de bus, había un niño de unos 8-10 años vendiendo comida en una caja que llevaba a hombros. No es actividad ni horas para un niño de esa edad….
No recuerdo el nombre de la chica de Singapur, pero estuvimos un rato poniendo verdes a los chinos. Ella cogía el avión dos horas mas tarde que yo.


Y por fin de vuelta al súper-albergue de Manila. El garito muy chungo (pero limpio) y la gente muy maja. Aprovechando que me encontraba bien y que no hacía mucho calor a la 1 del mediodía (modo ironía ON) decidí acercarme al centro. Ya me había advertido Miguel: “¿De verdad quieres ir a ver Manila? Es algo peligrosa, así que no lleves mucha pasta contigo”. No defraudó: lo único que, tras visitar una oficina de turismo, me recomendaron para ver es la zona central, las murallas. El resto no tiene mucha tela. No me quedé por la noche para ver el ambiente nocturno, los lady-boys, pero mi avión era muy temprano.


Lo mejor de Manila para mi gusto: las conversaciones con los taxistas.  Los dos taxis que cogí fueron, curiosamente, en la misma dirección. La conversación clásica de: de dónde eres, que haces edad, que te parece Manila (muy bonito, qué vas a responder) y las chicas (muy guapas qué vas a responder), a lo que derivaba a “si quieres te doy un teléfono de un amigo que tiene “chicas”, que a la respuesta de “no gracias” seguía una pregunta sobre si quería chicas de 14 o 15 años… mas que juzgar a los taxistas, empecé a pensar a qué van los extranjeros solos por allí, si hay esa oferta es porque hay demanda. No me fijé en su día, pero cuando Julia me lo comentó me fijé que había bastantes hombres gordos blancos acompañados de la mano de jóvenes filipinas, en Coron, en El Nido, en Manila…  Otro tema de conversación redundante en  el taxi eran los niños, ya que le pregunté al taxista por que los niños trabajaban. La respuesta fue sencilla: niños abandonados por sus padres que tienen que buscarse la vida para sobrevivir, a su pregunta le respondí que en España hay centros para esos niños, a lo que me respondió: ¡qué suerte tenéis de no tener un gobierno corrupto como aquí!... si tú supieras…

Consejo, Manila International Airport, salidas, mínimo 3 horas antes del embarque allí. Todo cuesta mucho rato, y si facturas (yo no lo hice) ni te cuento.



La magia se acaba siempre cuando vuelves a casa. Si bien antes de ir no tenía demasiadas ganas (estaba mas pendiente planeando verano que de Filipinas) a la vuelta el viaje se me quedó en poco. No puede ser, hay muchos sitios que quiero volver a ver, y la próxima vez ir incluso mas relajado. Al final 7 días y 6 noches, con tanto trasporte se queda en poco.

¡Gracias por acompañarme en este viaje!



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